El rosarino marcó los tres goles con los que la albiceleste venció 3-0 a Ecuador en Lima.

La reaparición súbita en escena de Lionel Messi para llevar a Argentina al Mundial con tres magníficos goles le valió una oleada de elogios: «genio», «Messías», «fenómeno sobrenatural». El héroe silencioso revivió, de paso, la Copa del Mundo que no sería lo mismo sin él.

El que brilló en Quito la noche del martes fue el del Barça, el semidiós que juega con mortales. «Gracias a Messi», tituló el diario La Nación. Ecuador cayó 3-1 frente al hombre que ni la altura de 2.850 metros puede someter.

Nadie gana un partido en solitario en la cancha. Pero como pocas veces en la historia futbolera, un jugador es capaz de hazañas inauditas. La albiceleste terminó tercera, por encima de Colombia (27) y Perú (26). Los peruanos tienen el salvavidas del repechaje.

Brasil, el todopoderoso líder clasificado hace cinco jornadas, goleó a Chile 3-0 y lo dejó por fuera de la cita en Rusia, sin posibilidad de exhibir sus dos coronas de América. Y Uruguay por fin festejó una clasificación tranquila, sin repesca. Terminó segundo.

«Apareció la luz»
«Cuando todo era tinieblas apareció la luz», dijo el diario argentino Página 12. «Gracias totales», le rindió homenaje el deportivo Olé; la frase es famosa en la historia del rock latinoamericano porque así se despidió una vez Gustavo Ceratti en un recital de Soda Stéreo ante una estremecedora multitud que adoraba a la banda en el estadio Monumental.

Messi le ganó al miedo que carcomía las piernas de sus compañeros de selección, al temor por la altura, a la resignación.

«Tiempo de revancha», dijo el diario Clarín al recordar que la selección fue criticada hasta el cansancio. No fue casualidad que llegara a la última fecha con tanto sufrimiento. Y para colmo venía de tres finales perdidas en el Mundial brasileño y dos copas América.

El Mundial no podía quedarse sin su talento, gambetas, túneles y esos dedos índices apuntando al cielo cuando se abraza con el gol. «Hubiese sido una locura para Argentina estar afuera del Mundial», señaló él mismo.

«Messi no le debe el Mundial a Argentina, el fútbol le debe el Mundial a Messi», dijo el entrenador Jorge Sampaoli. No pudo ser más clara la expresión.

Alegría
Argentina celebró, y también lo hicieron Uruguay, Colombia y Perú. Uruguay firmó el boleto para su decimotercera participación en un Mundial como segundo de la clasificatoria sudamericana con victoria 4-2 sobre Bolivia en Montevideo.

«Valoramos mucho el ir al Mundial. Parecía que estábamos en el fin del mundo», valoró el ‘maestro’ Óscar Tabárez, que dirigirá su cuarta Copa del Mundo con la celeste.

Colombia respiró profundo en Lima, tras sentir que se le podía escapar el pase. Se amarró los pantalones y sacó un 1-1 apretado para meterse como cuarto de la eliminatoria.

«La grandeza de un equipo se ve en este tipo de circunstancias», consideró el DT argentino de los cafeteros, José Pekerman. «Me perdí el Mundial de Brasil. Luego pasé dos años horribles, pero ahora puedo llegar a Rusia. Dios me dio la confianza y sé que puedo seguir triunfando», señaló, a su turno, el ‘Tigre’ Falcao.

Perú, a su vez, se apoderó del quinto lugar para representar a Sudamérica en el repechaje contra Nueva Zelanda. «Faltan 180 minutos. Vamos a hacer lo imposible», reconoció el DT argentino de Perú, Ricardo Gareca.

Castigo
Chile, el bicampeón de América, y Paraguay quedaron ‘out’. La Roja tenía la difícil misión de asestarle al todopoderoso Brasil de Neymar una derrota en el cierre de la clasificatoria, y en Sao Paulo, adonde Tite terminó de pulir su perfil para salvar del naufragio a la devaluada ‘verdeamarela’ de Dunga.

No lo consiguió: perdió 3-0. Se quedó sin Mundial en el sexto lugar. También se quedó sin Juan Antonio Pizzi, el técnico que tomó el relevo tras la marcha de Sampaoli a comienzos de 2016 y que la llevó a su segundo título de Copa América.

«Me descarto de seguir en este proceso», anunció el hispano-argentino. ¿Será el fin de la llamada ‘generación dorada’ chilena? Parece que sí. Arturo Vidal abrió la puerta de salida.

Paraguay se suicidó en Asunción. No podía empatar, no podía perder. Y perdió. Y lo hizo 1-0 con la colista Venezuela, la sorprendente selección de Rafael Dudamel, que levantó vuelo en el tramo final gracias a la valiente sangre de su nueva generación, la que alcanzó el subtítulo en el Mundial Sub-20 de este año.

Tomado de El Espectador.

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